es mi locura la que me engaña, es mi felicidad el botón que lleva a los errores. no tengo idea de lo que hago, no tengo porque hacerlo, tengo miedo. las noches son intranquilas, tengo temor de pensar, de ver cosas extrañas, las realidades que yo he pintado de distintos colores hasta no saber cual es el verdadero -tengo miedo, más y más, escucho mis lágrimas todo el tiempo, veo cuando no estoy-

hay estrellas que se unen en momentos que no deberían hacerlo, pero también hay momentos que se unen sin saber quienes son en realidad, no sé, pero detrás de las gafas siempre hay mentiras.
mi pupila se dilata con tanta presión, me encuentro en un cuarto blanco por segunda vez, viéndome con el letrero de maldita, con la misma novedad, con el mismo dolor, con diferente sabor, con los ojos cerrados dispuestos a soñar perdiendo realidad, sin mí pero contigo.

soy una maquina de vidas distintas deterioradas en mi oscuro interior, un sol que irradia sombras, una vida incompleta de risa que busca en los cuartos de colores las piezas correctas para formar el rompecabezas de su ilusión, de su realidad, su mundo, la llave correcta o la galleta perfecta que permita entrar por la puerta pequeña por donde alicia se fue. sin necesidad de nadar en lagrimas, sin más lecciones por los personajes, sin sonrisas de animales, sin hongos que hablen, sin reinas que sigan a matarme.

yo no sé porque busco entre los ojos de los muertos el cristalino perfecto que me haga llorar, para qué sufrir con lo que no entiendo, para qué entender lo que siento, para qué demonios sentir lo que siento, ¡no! mejor guardo silencio mi cuartada tiene imperfección.

voy a cerrar los ojos e intentar perdonarme, comeré azúcar morena para endulzarme y buscaré en mis recuerdos algo turbio para sanarme.

adios.